¿Quién fue?

John Wayne

El vaquero que era torpe como un hipopótamo

La mitad de los niños que jugaron a indios y vaqueros en el siglo pasado tenían en su cabeza la imagen de este actor grandullón y serio, con su sombrero de cowboy, su pañuelo al cuello y su rifle, que caminaba un poco raro cuando se bajaba del caballo. Hizo más de 200 películas y fue uno de los actores más famosos del mundo. Se llamaba John Wayne. Bueno, en realidad, no. Si queréis saber su historia, tendréis que seguir leyendo.

¿Tu te has cambiado el nombre alguna vez? Porque el protagonista de nuestra historia de hoy tuvo más nombres que sombreros. Nació hace 113 años en un pueblecito muy pequeño del centro de Estado Unidos. Entonces lo llamaron Marion Robert. Y de propina, Morrison, que era su apellido. Después nació su hermano, y como sus padres querían llamar Robert al recién nacido, le cambiaron el nombre a él que pasó a llamarse Marion Mitchell Morrison.

¿Y sabéis cómo le llamaban sus vecinos? ¿Marion? ¿Mitchell? ¿Robert? Pues no. Le llamaban Gran Duque. ¿Por qué? Resulta que Marion tenía un perro. Un Airedale Terrier que se llamaba Pequeño Duque y que le acompañaba a todas partes. Así que empezaron a llamarle, cariñosamente, Gran Duque a él (y eso que de pequeño era un poco tirillas).

Cuando el Duque (el niño, no el perro) tenía 7 años, la familia se mudó a California, muy cerquita de Los Ángeles, donde un puñado de personas había llegado hacía unos años para hacer películas. Allí el Duque fue a la escuela. Era un buen estudiante. Le encantaba la literatura y fue presidente del club de latín. También escribía de deportes en el periódico del instituto. Porque el pequeño Marion había crecido hasta convertirse en un gigante que medía 1,94 y jugaba muy bien al fútbol americano. Mientras fue al colegio, se levantaba a las 4 de la mañana para repartir periódicos antes de ir a clase. Después, iba a entrenar y, al salir, repartía los pedidos de la tienda de su padre. Y todavía le quedaba tiempo para ir al cine cuatro o cinco veces a la semana. La suerte es que el cine estaba en su mismo edificio así que no perdía mucho tiempo en el trayecto. Y, sobre todo, le dejaban entrar gratis.

Cuando acabó el colegio, consiguió una beca para jugar al fútbol americano y estudiar en la universidad. Y allí fue donde, para ganar algún dinero extra, el Duque empezó a trabajar en los estudios de cine como ayudante de atrezzo (el que cuida de todo el equipo de rodaje). Allí los especialistas le enseñaron a montar a caballo y, poco a poco empezó a hacer pequeños papeles. Hizo muchísimas películas, más de cincuenta, hasta que un director se fijó en él, le dio un papel protagonista y le cambió, una vez más, el nombre. Marion Morrison no era nombre para un vaquero de casi dos metros. Así que el Duque se convirtió en John Wayne.

«Rodó casi 200 películas y ha sido el actor que más veces ha sido protagonista».

Ahora que ya tenía el nombre adecuado para un actor de su tamaño, solo quedaba convertirle en una estrella. Y para eso solo hicieron falta un director de cine muy gritón y cascarrabias y una diligencia. El director gruñón se llamaba Ford. John Ford. Estaba preparando el rodaje de una película llamada La diligencia y, como no tenía dinero para contratar a una superestrella, se acordó de ese chico grandullón que le había ayudado con el atrezzo y ahora era actor. Y como era muy cabezota, no paró hasta convencer a los jefazos de que John Wayne tenía que ser el protagonista de su película. John Wayne se convirtió en Ringo Kid, un fugitivo de buen corazón que busca venganza por el asesinato de su padre y de su hermano.

Durante el rodaje, el director cascarrabias le gritó mucho y le decía que se movía como un hipopótamo. Pero el Duque aguantó y se hizo muy amigo del gritón John Ford con quien rodó sus mejores películas. Juntos hicieron historia… y más de 20 pelis que no te puedes perder. La diligencia fue un exitazo y convirtió a John Wayne en leyenda.

Rodó casi 200 películas y ha sido el actor que más veces ha sido protagonista. Hizo muchas del oeste: de pistolero, de sheriff (Valor de ley), de capitán del ejército (La legión invencible)… aunque también filmó películas de guerra y alguna que otra comedia (El hombre tranquilo).

Algunos dicen que no era buen actor. Para chincharle, su amigo John Ford le decía que cuando actuaba ponía cara de huevo escalfado. Pero el tiempo ha demostrado que sí que lo fue. Como él mismo decía: «llevo en esto 50 años. Algo habré aprendido».

Y así fue como, con su altura, sus andares raros y su gesto serio pero de hombre bueno, el niño de los mil nombres, que se movía como un hipopótamo, entró en la historia del cine vestido de vaquero.

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